lunes, 1 de marzo de 2021

Juquila en el 2014

 Juquila 2014


Participante: Augusto Galicia López (Suzuki SVF-650)

En el 2020 y 2021, las condiciones de aislamiento han impedido las salidas en moto, así que trataré de generar recuerdos en este blog que ha estado un poco abandonado. Espero que alguien los lea y, mejor aún, que comente lo que crea menester. En estas nuevas versiones de viajes, aunque fieles a la versión origina trataré de incluir (sin garantías) algunos materiales gráficos que se me quedaron en el tintero en la primera publicación.

Hace algunos días, el FB me recordó que en febrero 2014, estuve en Juquila, Oax. por lo que este será el primer recuerdo del 2021. Así que ... ¡Empezamos!

El origen de la rodada.

Los santuarios católicos son fascinantes, en ellos se pueden observar los sentimientos de nuestro pueblo o, al menos, una buena parte de las expresiones que nos identifican. Desde hace algunas décadas, he visitado algunos de ellos como una forma de mostrar mi admiración y respeto a esta clase de manifestación de la cultura a la que pertenezco y, aunque hasta el momento me he apersonado en muy pocos (San Juan de los Lagos, Zapopan, Plateros, Tepalcingo, …) estaba latente una visita al santuario de Juquila, Oax., donde se venera a la virgen de la Inmaculada Concepción, que es objeto de la devoción de muchos poblanos.

Con tal motivo, propuse una rodada saliendo desde Puebla, el 21 de febrero y, al principio, hubo algunas posibles adhesiones para un plan inicial, siempre con la ayuda de Google Maps, a la comunidad Rutera, con un recorrido de alrededor de 1200 km en tres días, empezando un viernes por la tarde para recorrer un poco más de 200 km y pernoctar en la tierra del sol, Huajuapan de León, continuar hacia Juquila con algunas escalas breves en Putla y Pinotepa Nacional para llegar al destino después de un poco más de 400 km en el día, finalmente, el regreso desde Juquila pasando por Oaxaca, un poco más de 200 km, para almorzar y rodar por la autopista hasta Puebla para llegar a medio día y descansar merecidamente el resto de la tarde después de haber completado los casi 1200 km de recorrido.

Durante los días posteriores a la propuesta, las posibles adhesiones se fueron diluyendo, por lo que el jueves 20, decidí modificar la salida para iniciar el sábado 22 por la madrugada. Así que la inicié en solitario aproximadamente a las 4:35 de la mañana, crucé la caseta de peaje de la Atlixcáyotl a las 4:52, con el tanque lleno y los deseos de ¡Buen viaje! del cobrador de turno.

Día de viaje.

El trayecto hasta Acatlán de Osorio, transcurrió sin novedades, salvo el poco frío de la madrugada entre Atlixco y Acatlán y la parada de previsión en la tierra del Tecuán para no tener incidentes con el combustible. La llegada a Huajuapan a las 8:20, se dio conforme a mis estimaciones, por lo que el desayuno fue muy provechoso y me pude dar un poco de tiempo para obtener algunas fotos de la iglesia de “La cuna de la canción mixteca”.

 

La iglesia principal de Huajuapan de León, Oax. 

La continuación del viaje me puso frente a una carretera muy estimulante, llena de curvas de casi todos los grados de dificultad, sólo lamenté no haber colocado la cámara de video. Al llegar a Tamazulapan, terminó el camino sinuoso y enfilé rumbo a Tlaxiaco.

Frente a la Escuela Normal Rural de Tamazulapan, Oax.

Casi nada que comentar a mi paso por Tlaxiaco, salvo que, aunque no había consultado el reloj, ya me sentía un poco preocupado por la hora de llegada a Putla, que debía ocurrir, según yo entre las 12:30 y las 13:00 para llegar hasta Juquila todavía con luz de día. El camino de Tlaxiaco a Putla es mayormente sinuoso, con algunos tramos riesgosos, tanto por el grado de dificultad de las curvas, como por el hecho de que buena parte de la carretera serpentea por la ladera de las montañas de la Sierra Madre, agregándole un poco de peligrosidad a la carretera.

Al pasar por Chicahuaxtla, encontré una manifestación de campesinos Triquis, que, tal vez por las dudas, blandían unas estacas de madera y por algunos momentos temí por mi integridad, pero la manifestación no bloqueaba la carretera, solamente la resguardaba. En el siguiente clip de video, les dejo una pequeña parte del camino después de Tlaxiaco: http://www.youtube.com/watch?v=t9tPhSoSlKM&feature=youtu.be

Cuando estaba cerca de Putla, ya sentía mucho calor pues el descenso desde Tlaxiaco es muy pronunciado, pasé de bosques de coníferas a las chacas de los climas húmedos subtropicales, pero más que el calor me preocupaba que ya sentía que estaba retrasado, de acuerdo a mi plan, pues no consideré adecuadamente, que las lluvias de los huracanes del año pasado habían dejado muchos derrumbes y la   carretera tiene cuatro o cinco tramos en reparación, donde la velocidad se tiene que reducir casi a cero. El clip que les comparto muestra el descenso, ya muy cerca de Putla: http://www.youtube.com/watch?v=oETOui_6N2g&feature=youtu.be

Pero por fin, a las 14:15 me detenía en la estación de gasolina para recargar combustible y la escala técnica de rigor, Tenía una demora de poco más de una hora y la distancia a Pinotepa (150 km) me deparaba un recorrido de unas tres horas por lo sinuoso de la carretera, así que decidí no tomar fotos del centro de Putla y continuar para no arriesgar a rodar de noche.

Bajo un sol vespertino excesivamente radiante y un calor típico de estas latitudes, emprendí el camino a Pinotepa, tratando de disfrutar plenamente el camino descendente hacia la llanura costera. La necesidad de hidratarme me hizo hacer una pequeña escala en Santa María Zacatepec y otra en San Pedro Amuzgos, ambos pueblos famosos para quienes gustan deleitarse con las películas de la época de oro del cine mexicano (https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89poca_de_Oro_del_cine_mexicano), ya que fueron los lugares donde transcurre la historia de Tizoc (un “indio tacuate”. https://es.wikipedia.org/wiki/Tizoc:_Amor_indio) protagonizada por Pedro Infante y María Félix (película que, por cierto, fue rodada mayormente en locaciones cercanas a la presa de Necaxa en la Sierra Norte de Puebla. Me falta una rodada por esos rumbos).

 

San Pedro Amuzgos, Oax. 

Después de Amuzgos, el descenso empieza a ser menos sinuoso, no obstante, al tomar una curva, me encuentro de frente con un automóvil blanco (VW Jetta) que viene invadiendo mi carril, siento que se me eriza el cabello e instintivamente inclino más la moto para tratar de esquivar el golpe … siento que el auto pasa rozando … pero parece que ha ocurrido un milagro, estoy ileso, tremendamente asustado, pero ileso.

¡Vaya susto! Pero, la rodada tiene que continuar y a pocos kilómetros encuentro la carretera 200 que viene de Acapulco, prácticamente estoy en Pinotepa Nacional, pero ya son las 18:00 y Juquila está a más de 130 km. Es hora de recargar combustible, de rehidratarme y de continuar, porque todo parece indicar que tendré que llegar de noche.

La llegada a Juquila.

Continúo rodando hacia mi destino del día. Los topes se suceden con naturalidad y cada uno le deja un indeseable recuerdo a la Gladius (parece que tendré que instalarle un “skid plate”). Uf, parece que debemos usar motos de enduro para los caminos oaxaqueños. Poco a poco se va acercando la noche. Debido al intenso calor llevo ligeramente abierta la visera del casco, pero algunos insectos me recuerdan que debo cerrarla para no tener sorpresas. Cierro la visera y en el siguiente minuto siento que un insecto choca con el plástico protector de mi esqueleto (armadura) y empiezo a sentir su vuelo dentro del casco, ¡Parada de emergencia! Suerte que hay una gasolinera y puedo detenerme para quitarme el casco y asegurarme de que el insecto me ha abandonado. Aprovecho para preguntar sobre el camino y me dicen que la desviación a mi destino está hasta Rio Grande, todavía distante por unos 30 km. ¿Y hasta Juquila? ¿Cuanto tiempo falta? … ¡ Como tres horas me dicen. No puede ser, pienso, pero le sigo y un poco más adelante encuentro el letrero que indica por donde debo seguir rodando.

Al abandonar la carretera Acapulco – Puerto Escondido, parece que la noche se oscurece más, tal vez se debe a la falta de línea divisoria en el piso o, solamente, sea un efecto psicológico, pero ruedo más lentamente por precaución. Ahora las curvas no se aprecian bien, así que tan pronto me rebasa una nissan estaquitas (o eso parecía), la sigo para aprovechar sus faros. De pronto da una vuelta ligeramente cerrada y la sigo para encontrarme ante un puente de tubos longitudinales (parece una balsa de  troncos), y cuando me doy cuenta cabalmente de la situación, ya estoy tratando de controlar la moto que se bambolea de un lado a otro, mentalmente ya estoy preparando la caída, pero no aflojo el paso y después de tres o cuatro zigzagueos, logro salir del puente sano y salvo (como no tengo foto ni video de este puente, incluyo un recorte de pantalla del Google Maps:

 

 y los remito al incidente de un viajero Camboyano en el mismo lugar (lo bautizó como "The mexican road death trap"): http://www.youtube.com/watch?v=aKaJsEmOHc4

¡Segundo susto! Pero, siguen las sorpresas, ahora el camino empieza a tener grandes tramos de terracería en alguno de los lados, porque está en reconstrucción y empiezan a aparecer hoyos y zanjas, dos de las cuales no puedo librar completamente y el golpe de las ruedas me retumba por toda la columna vertebral. Además, como he empezado a ascender el frío de la noche se hace presente. Ya he rodado durante unos 35 km y veo las luces de una pequeña cabaña que exhibe algo que parecen refrigeradores de refrescos y al acercarme veo a tres personas que charlan animosamente alrededor de una de las tres mesas en lo que parece ser una fondita, me detengo y saludo, preguntando por el tiempo faltante hacia Juquila y me contestan ¡Como veinte minutos! … Pregunto si tienen café y al escuchar la afirmación pido un poco y me sirven un café de olla con doble carga … ¡de azúcar! Que acompañado por una pieza de pan y una buena charla, me sirve para recuperarme.

 

Ya casi llegando a Juquila.

Durante la charla comento que el camino desde Rio Grande está feo y me contesta un joven … ¡Más adelante está peor! Se vuelve pura terracería hasta llegar a Juquila. Me da un poco de risa el comentario, pero no deja de preocuparme. Me despido y antes de continuar tomo una foto del pintoresco lugar. En efecto, conforme el camino sigue transcurriendo, los tramos de terracería se hacen más largos y llenos de tierra suelta o grava, hasta que se acaba el pavimento y estoy en una terracería, en la noche y en medio de la Sierra. 

Después de unos cuarenta minutos después de la cabaña en el cerro, diviso un letrero que indica Santuario y Cd. De Oaxaca, ¡Estoy en Juquila!

El regreso.


santuario de Juquila en la misa de 8:00. 

 

El altar de los juramentos en Juquila. 

Después de la visita de rigor al santuario y la compra de un pequeño recuerdo, me preparo para volver al camino ahora me restan un poco menos de 550 km (según el Google maps) con la ventaja de que los últimos 350 serán de autopista, lo que me hace suponer que la hora de llegada a Puebla, no será tan tarde como la de Juquila.

 

Empiezo a rodar hacia Sola de Vega, apenas llevo unos dos o tres kilómetros y al ver el odómetro me asalta la duda sobre el combustible restante, así que para no tener contratiempos me regreso a Juquila y en la única estación existente, lleno el tanque. ¡Ahora sí! Hasta Oaxaca.

Un descanso antes de Sola de Vega.

Nuevamente me encuentro en un tramo de carretera con magníficas curvas, aunque interrumpidas en algunas partes por reparaciones que dejan un sólo carril. Cómo el día anterior, conforme voy descendiendo hacia Sola de Vega, voy sintiendo que el calor arrecia, por lo que hay que hacer alguna parada para aligerar las ropas. Los tramos en reparación entre Sola de Vega y los Valles Centrales, llegan a un máximo al poco de pasar Sola de Vega y me encuentro rodando entre montones de tierra, grava y siguiendo la huella marcada por la maquinaria que sigue moviendo tierra, aproximadamente, un kilómetro que afortunadamente paso sin incidentes. Todavía tengo enfrente un buen trecho para llegar a Oaxaca y detenerme a restaurar energías. Sin novedades hasta Oaxaca, entro por Santa María Coyotepec y en menos de lo imaginado estoy en la salida a México, de repente recuerdo que en Santa María Coapan (Tehuacán), puedo disfrutar una riquísima barbacoa, no lo pienso más, Estimo que llegaré a la ciudad de las granadas un poco después de las 16:30. Solamente hago una escala en la autopista para recargar combustible y otra para tomar algunas fotos y me encuentro estacionando la moto frente al restaurante en Coapan.

En el siguiente clip de video, una parte del trayecto en la autopista hasta la entrada de Tehuacán: http://www.youtube.com/watch?v=cu5UlJXdVms&feature=youtu.be

La petición es un cuarto (de kg) de barbacoa, una cerveza y una orden de sangrita. Después de disfrutar esta tradicional comida Tehuacanera, regreso a la moto, mando el último mensaje de la rodada y regreso a la autopista. Lo único notable, en el tramo Tehuacán – Cuacnopalan, es la actitud de los automovilistas que al notar la luz de la Gladius se van arrimando a la derecha para que pueda pasar, situación que termina cuando entro a la autopista Veracruz – México, donde hay que extremar precauciones, porque el tráfico es intenso, el normal de un domingo en la tarde.

Después de una última escala para recargar combustible, un poco antes de Amozoc, avisto el estadio Cuauhtémoc y la llegada a la casa se da aproximadamente a las 19:15, después de haber recorrido 1271.8 km, según el odómetro de la moto. Nada mal, aunque un poco cansado.


El recorrido. 


La cuenta del odómetro.

Comentarios finales.

Aunque algunos compañeros de MotoRutaMexico, me animaban a no hacer este viaje, otros lo consideraron posible para mis pobres habilidades, agradezco a ambos todos los comentarios y tengan por seguro que todos fueron tomados en cuenta durante esta ruta de dos días que resultó, como lo apunté antes, un poco cansada, pero muy estimulante. La próxima pretendo hacerla de costa a costa (Mazatlán – Tampico), claro saliendo desde Puebla y regresando a la misma ciudad creada por los Angeles e inmortalizada por el General Ignacio Zaragoza. Espero que alguien se apunte para rodar.