jueves, 2 de abril de 2015

Manzanillo pasado por agua



Augusto Galicia López

“ ... veo su moto accidentada en el canal central de la autopista y a él ...”

 

El preámbulo.
A raíz de una invitación, a través de FB, de Felipe López (Lobosmile) quien radica en Manzanillo, se empezó a madurar la idea de hacer una reunión en ese puerto del Pacífico, para fortalecer tanto el gusto por rodar, como la hermandad entre los integrantes de la motocomunidad. El amigo Alberto Barrera (Rexx) se encargó de armar el grupo en FB, en donde se fueron dando los pormenores del evento programado para el “puente” del 14 al 16 de marzo. En el transcurso de los días, con la confirmación de asistencia de Armin Langlé y Miguel Angel Sosa (The Gunman) y con la ruta por la costa de Rexx y el grupo de Chiautla (saliendo el 13 de marzo), tanto Armin, como The Gunman, anunciaron que salían de Toluca el 14 por la mañana, por lo que la rodada de Armin desde Oaxaca se haría el 13 de marzo, pasando por Puebla, donde me uniría para llegar a Toluca por la noche del mismo día.

La propuesta de la visita a Manzanillo. Muy ambiciosa para tan pocos días.
Malos augurios.
El día señalado empezó nublado con prónosticos de lluvia débil por la tarde, tanto en Puebla, como por los lugares de paso hacia Toluca. Y las 13:40 ya estaba a la espera de Armin en el lugar señalado (una gasolinera del periférico ecológico). Casi simultáneamente a mi llegada, recibo un mensaje de Armin, indicando que tardará, aproximadamente, una hora en llegar, por lo que decido ir a su encuentro, con tan mala suerte, que para retornar en el periférico, en la entrada de "Las Haras", me encuentro con una pendiente muy pronunciada y al querer dar la vuelta en “U”, la Gladius queda detenida, la gravedad hace lo suyo, y en el siguiente instante la veo en el suelo, con todo el dolor de mi ... tobillo, porque me cayó encima de la pierna izquierda alcanzando a lastimarme, ahora estoy "completo" ... los dos tobillos lastimados. Poco después, se detienen dos automovilistas quienes me auxilian para levantar la moto y entre las preguntas por mi integridad física, vuelvo a subirme para tratar de arrancarla y me vuelve a ganar la pendiente y la moto cae por segunda vez ... ¡Malos augurios para una rodada que todavía no empieza! ... Finalmente, logro estacionarla contra la guarnición, los dos amables automovilistas (una mujer y un varón) se despiden de mi, y después de un rato la arranco y ahora sí ya puedo regresar al lugar de donde no debí haberme movido. El recuento de lo que logré al ir a encontrar Armin fueron: la manija del clutch rota en el extremo, el “avisador” del posapie roto, mi tobillo lastimado y mi espinilla derecha raspada.
Primera parte Puebla - Toluca
Lamentándome, por lo ocurrido y con el dolor e incipiente inflamación del tobillo izquierdo y la molestia de la espinilla derecha raspada, mis pensamientos están puestos en suspender mi participación en la rodada; sin embargo, regreso a la gasolinera del encuentro y unos minutos después llega Armin en su flamante Bajaj Avenger 220. Le comento lo sucedido y decido continuar hasta Toluca y, allá, evaluar mi situación personal a la mañana siguiente. Así las cosas, espero a Armin, no sin antes observar a un taxista que intenta arrancar su unidad sin éxito, se baja de su auto para empujar y así renqueando me apresto a ayudarle, pero al ver que llego en su ayuda me pregunta: "¿Sabe arrancar el coche con un empujón?"; al recibir mi respuesta afirmativa me pide que arranque su unidad, lo que no presenta ninguna dificultad, y ya con la unidad en marcha, me pide que le explique como se hace y al hacerlo me sorprende haber encontrado al primer taxista que no sabe arrancar un auto estándar con un empujón. Se lo comento a Armin y emprendemos el camino a la gélida ciudad choricera.
El trayecto hasta Huitzilac se da sin contratiempos, yo voy guiando y Armin me sigue llevamos una velocidad crucero entre los 90 -100 km/h. En este pueblo Morelense, famoso por el asesinato del Gral. Francisco Serrano en los revueltos años del primer tercio del siglo XX, cargamos combustible y nos abrigamos porque empieza a hacer frío. El paso por las lagunas de Zempoala se da con una lluvia intensa pero de poca duración que, es como un presagio de la humedad que va a caracterizar esta salida. Entre las 19:30 y las 20:00, ya en Santiago Tianguistenco, nos comunicamos con The Gunman, quien va a ser nuestro anfitrión en Toluca. Al cabo de unos 30 minutos, llega el Gunman en su Kurazai Spartha 200 y nos conduce, a petición mía, a una farmacia para que pueda proveerme de alguna pomada contra la inflamación y el dolor, así como de algunas vendas para evitar que tenga que abandonar la rodada. Después de una buena hamburguesa de “El Viejo Oeste”, nos disponemos a descansar para continuar el viaje al otro día (en mi caso existe la posibilidad de que lo abandone, pues no sería buena idea que siguiera si el dolor del tobillo y la inflamación no disminuyen, además de que mis habilidades de conducción están mermadas, pues me cuesta trabajo y dolor hacer los cambios de velocidad necesarios. Durante la noche empieza a llover copiosamente y tengo que salir para meter mi mochila de diario donde va mi computadora y al hacerlo me encuentro que mi maleta de ropa está abierta y todo lo que hay dentro está mojado ... Ya decía que no había buenos augurios.
Atlacomulco – Tecalitlán.
Después de una noche en la que estuve “temblando como gato que acaban de bañar” por el frío toluqueño, al ponerme las botas por la mañana del sábado, decidí continuar, pues tenía movilidad aceptable en el tobillo izquierdo y el dolor e inflamación ya habían disminuido. El sábado 14 empezó con una llovizna ligera que se volvió un aguacero muy copioso conforme íbamos avanzando hacia Atlacomulco, donde hicimos una escala para un café caliente y pan. El cielo estaba completamente nublado y la lluvia no cesaba; además, nuestro destino todavía estaba retirado. Supongo que en este punto fue donde el Gunman decidió continuar con nosotros porque hasta antes de salir de su casa, su idea era hacer la ruta por Querétaro – Salamanca – La Piedad; mientras que nosotros haríamos la ruta por autopista para minimizar el tiempo de recorrido.
El tramo de autopista entre Atlacomulco y Maravatío estuvo lleno de agua y por lo mismo hubo algunos accidentes que nos invitaban a extremar las precauciones, aunque después de una escala en el correspondiente Oxxo y el encuentro de unos moteros de Harley (quienes se dirigían a Cuitzeo, según le comentaron a Armin), nos rebasa un motociclista saludándo con el claxón y las luces, rodando rápido a pesar de las condiciones, tan pronto pasa, acelero y rebaso a Armin y al Gunman; sólo que unos kilómetros después veo su moto accidentada en el canal central de la autopista y a él (un motociclista viejo, supongo que más o menos de mi edad) cruzando el arroyo vehicular para pedir ayuda. Me detengo para tratar de auxiliar y le pregunto “¿Cómo te encuentras? ... ¿Estás bien?” y me responde afirmativamente, aunque su chamarra hecha jirones en el hombro, parecían no corroborrar su dicho. Armin y Gunman se detienen y entre todos tratamos de levantar la pesada BMW K1600, que luce muy dañada (eso sí, con una placa que lo identifica como miembro de IBA, es decir no es un novato), En eso estamos cuando aparecen por el carril contrario unos rescatistas de la autopista quienes solamente hacen preguntas pero no se animan a ayudar a levantar el pesado vehículo (un poco más de 319 kg, según el catálogo). Como se pudo lo dejamos en pie, pero aparentemente ya no arrancó (o cuando menos, el motociclista ya no lo intentó) así que después de acompañar por un rato al colega, es él quien nos invita a seguir pues la ayuda requerida ya está en camino. Unos 40 0 50 kilómetros adelante, avisto un par de automovilistas “luchando con una llanta”; me hacen señas y me detengo. Les presto mi navaja multiherramientas con la cuál logran sacar los tapones de las tuercas y cambiar su llanta. Continuamos porque Manzanillo todavía está muy lejos.
La última escala de la autopista se dió en la gasolinera “El burro del oro” ya casi en La Barca, ahí el café caliente y algunos bocadillos mitigan un poco el frío y el cansancio provocado en gran medida por el exceso de agua, no sólo la que cae de las nubes sino la que llevamos cargando en la ropa (exterior e interior, comprobamos que “no existe la ropa a prueba de agua”) y que nos hace sentir un frío excesivo que se nota más al rodar (Una señora me dijo "... tanto frío que está haciendo y ustedes se andan mojando ..."). Salimos de la autopista y nos encaminamos a Sahuayo para continuar por Jiquilpan (el lugar natal de Don Lázaro Cárdenas) y entre señalamientos y preguntas nos encontramos rodando hacia San José de Gracia, donde una procesión nos deja de frente a la sierra del tigre, maravillosa carretera con muchas curvas, como nos gustan. Seguramente, están mejor secas sin la penumbra vespertina de una tarde nublada.
Desde antes de pasar por Tamazula y entre el tráfico de los camiones cañeros, nos sorprende la obscuridad y el rodar de Armin se vuelve muy lento, en algun momento nos comenta que no ve bien por lo que ya cansados llegamos a Tecalitlán, la tierra del famoso mariachi Vargas, donde después de cargar combustible, decidimos dar por terminada la jornada para no arriesgarnos a un accidente. Sin embargo, el Gunman decide seguir hasta Manzanillo, por lo que le deseamos buen camino y me dispongo a exprimir todo lo que llevo por que todo está escurriendo, tanto lo puesto como lo guardado, hemos rodado todo el día con lluvia sólo interrumpida a ratos por lloviznas.
Por fin, Manzanillo, Colima.
La mañana del domingo 15, reviso que tanto se secaron mis ropas y tengo que ponerme ropa mojada, pero a eso de las 9:00 AM, con un retraso considerable. Aparece la ayudante del hotel quien ofrece la secadora de ropa y hasta los guantes se van para regresar secos, en el interim de la espera por la ropa desayunamos y arrecian en mi mente las canciones del “mejor mariachi del mundo”, especialmente el “camino real de Colima” ya que hacia allá nos dirigimos.
Un tramo de la autopista a Manzanillo, entrando al Estado de Colima.
Tomamos la carretera federal 110, sólo por unos cinco kilómetros para regresar por la carretera 54 (que supongo es el antiguo camino real que se menciona en el son del mariachi Vargas de Tecalitlán ... ¡Sí Señor!) e ingresar a la autopista 54D con destino a Manzanillo. Lo más notable de esta parte del trayecto es que, practicamente no llovió, y al autopista tiene un buen tramo de curvas en el descenso de Colima hacia Manzanillo. Al llegar a Manzanillo, aproximadamente a las 13:30, nos dirigimos a la playa Boquita donde nos esperaba el resto de amigos, quienes habían acampado en las afueras del domicilio del Lobosmile.
En la playa Boquitas de Manzanillo. En primer plano la Sportster de Damnatus y en el fondo la "sufrida" Gladius. Armin trata de protegerse del viento y la inminente lluvia, mientras Rexx encuadra para la foto del día.

Ahí estaban: Israel, Rexx, Nohe y Amigón de Chiautla; Danni y Marcos de Chilpancingo, Ernesto (Damnatus) y el anfitrión Lobosmile. Lástima que sólo pude convivir un momento con ellos, ya que a las 15:00 estaba tomando rumbo a Guadalajara, para asegurar mi llegada a Puebla el 16 de marzo por la tarde (aquí se cumple aquello de que si quieres llegar rápido tienes que viajar sólo. Ni modo, los deberes me reclaman, es la desgracia de quienes somos asalariados).
 
El puente Tepalcates II en el regreso de Manzanillo a Guadalajara.
Regreso por Guadalajara.
De acuerdo a la información de Damnatus, esperaba hacer un viaje de 5 horas hasta la perla tapatía, por la autopista. Otra vez la lluvia intensa me acompañó desde la caseta cercana a Ciudad Guzmán, pero pude observar algo que sólo había imaginado desde hace mucho por los comentarios de un excompañero de trabajo de quién he olvidado el nombre, la planta industrial de Atenquique, sobreviviente a la obsolescencia de la tecnología papelera mexicana (debe tener más de 50 años de antigüedad) y al declive en el consumo del papel para escritura y de empaque (papel kraft). Las estelas de vapor de sus evaporadores y digestores (y del humo de su chimenea de la caldera de recuperación), me hicieron recordar mis inicios en la industria de la celulosa y el papel. El ruido de la lluvia que arreciaba me sacó de mis recuerdos y me acompañó hasta Guadalajara, donde para seguir recordando me hospedé cerca de la plaza del Sol en un pequeño hotel (Chapalita) donde nuevamente tuve que poner a secar mi ropa, aunque esta vez la que venía en la maleta estaba resguardada por bolsas de plástico, ¡Vaya! Al menos tuve ropa seca para cambiarme y salir a cenar a “Las fabulosas papas”, donde una arrachera dentro de una papa al horno me devolvió la energía gastada durante el día, claro que acompañada de una buena cerveza.
Último tramo Guadalajara - Puebla
En la mañana del 16 de marzo, me asomé por la ventana y vi que mi regreso a Puebla otra vez tendría a la lluvia como acompañante. Empecé a rodar a las 9:00 AM, saliendo hacia la autopista por la avenida Lázaro Cárdenas, donde recién ingresado y habiendo visto en el camino a un motociclista Harley, empezó la fiesta de Tláloc, supongo que muy divertida (para él). Avisto una estación de gasolina y recargo para enfilar a Morelia. Llego a la primera caseta (de un montón) y me alcanza un grupo Harley, con quienes “compartiré” la ruta hasta zinapecuáro, donde me dejan comiendo unos tacos en el Oxxo correspondiente. Antes de salir de Zinapécuaro, todavía en el Oxxo, me alcanza otro grupo Harley, sólo que este es de Puebla (MC Volcanos) y al despedirme me “animan” con la frase “vamos detrás por lo que se te pueda ofrecer”, agradezco y tomo nuevamente la carretera para no volverlos a ver, supongo que regresaron “despacio”. Este último tramo de autopista, lo transito tan rápido como puedo (sin arriesgar) ligeramente encima de los límites permitidos (a una velocidad crucero de 125 a 135 km/h) y a las 17:00 estoy estacionando la Gladius, en mi domicilio, dando por terminada la jornada.

La rodada a Manzanillo. Un poco más de 2000 km.
Comentarios finales.
En esta ocasión la rodada fue de aproximadamente 2000 km; con un estimado de 34 horas sobre la moto, para una velocidad promedio de 59 km/h (aunque el tramo Guadalajara – Puebla, 665 km en 8 horas, fue de 83 km/h en promedio), tuve el privilegio de conocer a Marcos y su hijo Danni, a Damnatus y a Lobosmile. Aún con los malos augurios iniciales, pude terminar el viaje sin incidentes aunque muy mojado; pero nadie puede quitarme lo que he disfrutado en esta rodada.
Gracias, nuevamente a Armin Langlé y a The Gunman, al grupo de amigos de Chiautla (Rexx, quien fue el animador permanente de esta rodada, Israel, Nohe, Amigón), un gusto conocerlos Marcos y Danni, Damnatus y Lobosmile espero que no sea la última. Y para quien haya llegado hasta aquí, mi agradecimiento por su paciencia y comprensión.
¡A preparar la que sigue! ...